domingo, 28 de marzo de 2010

DE TRAICIONES Y DE TRAIDORES

Escribe: T.Huarpe Coria
Realmente la doctora Elisa Carrió - ahora vuelta del exilio en el SPA de lujo” El Qenti” al módico precio de 2500 pesos por día – no puede ni siquiera imaginar que sus mensajes abstractos puedan tener alguna incidencia en el desarrollo de los acontecimientos políticos llevados adelante por sus conmilitones de la Coalición Cívica Conservadora con la velocidad de la luz, porque por una desgraciada casualidad, todos son candidatos a presidente para cuando llegue el apetecido 2011 y los superamigos de ayer, aquellos que en tiempos no tan pretéritos se juraban fidelidades eternas hoy están transformados en hienas hambrientas que juegan su destino sin esperar que el Rey de la Selva haya saciado su apetito.
Hoy están dispuestos a meter dentelladas sin que se retire El Rey de la Selva; pero, saciar el apetito cuando no se es dueño de la presa con la presencia del cazador sediento tiene latente el peligro de ser una bocado exquisito en las garras poderosas del macho real. El pensamiento escrito de la doctora Carrió es crítico y al mismo tiempo se encuadra en los apotegmas de la Constitución Nacional sin haberse percatado que de lo que se trata se enmarca en el territorio político donde los jugadores son más degenerados que los negros blindados del futbol americano que es simplemente una guerra de golpes de furca, trompadas, patadas, piquete de ojos, aporramiento de genitales e intentos de penetraciones diversas que conduzcan a paralizar al adversario y permitan, libre de obstáculos, la carrera final para depositar el balón ovalado en el arco adversario. Así es el legendario “fútbol americano”. Así ha sido toda la vida útil de la doctora Elisa Carrió desde su primer contrato de trabajo asimilada por los militares desde 1978 para integrarse en la fiscalía del Superior Tribunal de Justicia del Chaco y en la que permaneció hasta 1990, año en que se retiró después de haber trepado la pirámide judicial hasta convertirse en Secretaria del Tribunal Superior, o sea, la Suprema del Chaco, con el rango equivalente a Ministro Titular para dedicarse a la actividad privada. Esa fue la primera decisión tomada estrenando su título de abogada que consiguió en la Universidad del Nordeste. Esta elección de la vereda de los golpistas militares que habían volteado las Instituciónes de la Patria. Que habían abolido la Constitución Nacional con la basura ilegal de un reglamento. Que habían sembrado en todo el territorio nacional los siniestros “centros de detención clandestinos” donde se llevó a cabo una verdadera campaña de secuestros, torturas, robos y extinción utilizando los métodos más brutales contra la ciudadanía argentina que resistió ese terrorismo de estado perdiendo en esa desigual batalla más de un millón de hombres, mujeres y niños internados en esos campos de concentración donde la vida humana dependía del estado de ánimo de los sicarios que al igual que los césares de la Antigua Roma levantaban o bajaban el pulgar para dejar vivir o para matar. Como resultado de esa monstruosidad la sociedad argentina perdió más de 30.000 hombres y mujeres jóvenes que inauguraban sus vidas y decidieron resistir el atropello de aquella tropa hedionda y asesina al servicio de los monopolios y de la oligarquía. Ellos fueron los que salvaron las sagradas ideas de 1810 y la utopía de la liberación de la reyecía de España en fuga de sus tronos por el avance imparable de las tropas napoleónicas. Pagaron con sus vidas y las vidas de sus familias en la mayoría de los casos. Los dientes afilados de las bestias comandadas por los generales nombrados por el comando sur con sede en Panamá – Videla, Masera, Agosti, Viola, Galtieri y Bignone – se ensañaron destrozando sus cuerpos inertes o los tiraron desde aviones al mar para que sirvieran de alimento a los tiburones. Ellos no eligieron la vereda de los milicos; sino, que, ofrendaron sus vidas para defender la vigencia de las leyes y las Instituciones de la democracia.
La doctora Carrió antes de auto-exiliarse en la supercara “Posada del Qenti” en la provincia de Córdoba había iniciado una tarea de demolición del Acuerdo Cívico y Social que aglutinaba a la mismísima ella, Morales, Jefe de la de la UCR, Julio Cobos, vicepresidente “traditore”, restos de socialistas, radicales, Peronistas y cuanto político herido que era recogido por esa ambulancia con una puerta giratoria que permitía el acceso de todos los “disidentes” genéticamente traidores reintentando encuadrar en un solo espacio a todos los políticos del arco opositor; incluídos los líderes de la mesa de enlace agroexportadora. Esta tarea que exigiría el talento de Maquiavelo en estos lares donde la posición de oposición es acceder al grado de comandante de una tropa desorientada muy parecida a la “Armada Brancaleone” que marcha dramáticamente a una implosión segura y; que, sin embargo, se va salvando porque “Dios es grande”. Donde El jefe es un traidor redomado que en Mendoza estafó a Iglesias que lo impulsó para que fuera gobernador. Unos días después entraba en contacto con el oficialismo nacional y no paró hasta conseguir ser parte de la fórmula presidencial encabezada por Cristina Kirchner. Sentado allí empezó su tarea de desertor serial propiciando reuniones que inmediatamente negaba hasta que llegó el día de Judas. Esa madrugada en la que se votaba la 125, todos sus sentidos inflamados dejaron en libertad sus instintos canallescos para columbrar una construcción de pérfido perfecto e indiscutido. Se dio cuenta que por fin estaba sólo en el podio universal de la felonía contemporánea. Se sintió tan enorme como cuando partió para escalar el Aconcagua en Mendoza y nunca llegó; sin embargo, pudo sostener esa mentira ocultándose un día entero entre las rocas para después emprender el descenso adoptando una postura desastrosa. Los veteranos de la montaña cuando empezó el preludio del relato comenzaron a retirarse lentamente y en silencio, al mejor estilo paisano, para no tener que participar en semejante tartamudeo. La que lo bancó con una imagen a lo Lucrecia Borgia fue su hijita menor , la María Eugenia, ya crecidita y convertida en consejera. (Esta es una leyenda cuyana que empezó a generarse en la localidad de Cacheuta y que se deslizó como un canto rodado hacia el llano y por fin se frenó en la ciudad de Mendoza). Es esta, la María Eugenia, la que le pidió entre llantos y mocos que votara en contra de la “125”. Así lo hizo y entrará a la historia del brazo del asesino Alfredo Astiz que en el último proceso militar eligió el lugar de espía infiltrándose en las organizaciones “Madres y Abuelas de Plaza de Mayo para saber quienes integraban la organización, la importancia de cada una de ellas en el desarrollo de sus acciones para elaborar un plan de capturas y posteriores asesinatos que fueran golpes mortales para sus actividades de constantes denuncias públicas sobre la política genocida de la dictadura militar. En esta actividad repugnante tuvo una actuación descollante. Después, en la desgraciada guerra de Malvinas se rindió sin combatir cuando así se lo reclamaron los británicos solo a viva voz. No fue necesario ni siquiera un disparo al aire. Este marino delincuente que ha sido condenado a cárcel perpetua avergonzaría al almirante Guillermo Brown.